Entradas

Mostrando entradas de julio, 2014

Fumarte.

H uele a tierra mojada, a vodka, a tabaco, y a ti. Mis pulmones siguen encharcados en el humo. Mi cerebro flota en alcohol. Mis manos tiemblan. Mi corazón se queja, pero sigue latiendo. La noche ha caído sobre la ciudad pero estoy demasiado “distraída” como para percatarme de ello. Me tumbo en la cama y me enciendo un cigarro más, el último. No me conviene seguir fumando tanto, tampoco me convienes tú… Los humanos somos seres hipócritas. Creamos miles de medicamentos para salvarnos, para huir de la muerte, pero nos enganchamos a ella. Quizás no tan hipócritas, quizás kamikazes o simples suicidas. Disfruto cada calada. Y me siento cigarro, enganchada a alguien que le enciende, que le consume la vida a bocanadas, que arroja las colillas ya gastadas y enciende otro pitillo con la misma mirada de deseo, y se lo fuma inspirándole la vida, quizás por eso fumo con cuidado. “Que no me convienes, que voy a dejar de fumar, y voy a dejar de ser cigarrillo también”, digo, como si de verdad me