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Lo que quieras

Huele a salitre hoy la luna de este cielo oscuro y se enredan todas las estrellas en los flecos de tus mantas. Algún hilillo suelto te asoma en lo alto de tu pecho, aquel que arrancaron de golpe del rumor de tus mareas chocando en la parte alta de mis montañas, donde subía yo a escuchar silbar al viento, a tumbarme boca arriba y oír latir lo que quedaba de mi alma. Se está pudriendo la madera de los molinos, que ni el ron ni el agua añeja, consiguen resucitar, con su movimiento circular, como la cajita de música de tu voz, como tu dedo en mi espalda.  Suena el silencio en los poros de mi piel, y repite a gritos sin embargo el algodón de mis sábanas, el mantra de tu mano en mi pelo anudando noches en vela, encallando barcos pirata. Grita el pulso que ya basta, la tensión en mis músculos agarrotada. Te encuentro si miento. Te busco a tientas en aquel sitio de mi yo oscuro del que nunca vuelvo ilesa. En el pasado, en el dolor, en las canciones de cuna, en los besos sanadores y en l

Dime que sí

Ha soplado el aire fuerte, se me ha despeinado el pelo y la calma. Ha borrado el agua salada las marcas que abandonaste sobre mi piel. No han curado, sin embargo, mis heridas. Me ha besado una ola en los labios, y se ha puesto celoso el Sol.  Vuelve a mi lado. Arrópame. Sopla fuerte mis miedos. Quemaremos camas. Arderá el cielo por la tarde. Y al caer la noche, Satán nos rendirá tributo. Arrodíllate ante mí y reza lo que sepas. Súbeme a ese altar y deja que el miedo corra y se escape. No lo necesitas. Sé valiente y bésame los daños.  Dime si me quieres aún. Si aunque haya pasado el tiempo me miras y sientes en seco, como se detiene tu latir. Si cuando obvio el espacio que hay de más entre ambos dos, y te rozo la piel con la mia, sientes lo que yo. Llama a mis ojeras por su nombre que es el tuyo. Y no muerdas mi labio inferior.  La próxima vez no me contengo las ganas de que el amor nos haga. Y he llenado de recuerdos los lugares donde antes solo había polvo. He perdido en tus lunares,