Entradas

Mostrando entradas de enero, 2015

Madrid, nuestro Madrid.

Caminábamos de la mano por un Madrid ocupado pero alegre que nos veía sonreír impasibles, por el que callejeábamos hasta encontrarnos perdidos, hasta perdernos y encontrarnos. Un Madrid jovial, en el que íbamos al cine a ver películas de las que no nos enterábamos, utilizando absurdamente como pretexto cada estreno para pasar más tiempo juntos, gastando el dinero como el tiempo entre las butacas de una sala oscura con una pantalla gigante en la que si no proyectaban fotos tuyas, yo era incapaz de prestar la más mínima atención, pendiente siempre de tu mano que llegaba descaradamente a mí y al salir, nos cenábamos, me acompañabas a casa, y en el portal suplicaba fuerzas para poder dejarte ahí, a la deriva, despegado mi cuerpo del tuyo. Y si por la calle, nos encontrábamos, le sonreía al caprichoso destino y fingíamos ser dos completos desconocidos con ganas de conocerse aunque ya supiésemos armar de memoria el puzzle de tu piel cosida a la mía, aunque fuese capaz de dibujar sobre un fo