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Mostrando entradas de agosto, 2014

Tus viejas cintas de cassette y las lágrimas de San Lorenz

Una mirada en alguna parte que dice mucho, que dice demasiado. Una sonrisa que abre el baile. Una canción que suena, que hace retumbar, que se cuela en todos los tímpanos. Un pestañeo que esconde pasos. Un cuerpo frente a otro. Una pista de baile. Me acuerdo todavía como fue aquella noche, aquel baile que abrimos bajo la luna, y que al llegar el amanecer tuvimos que parar. Me acuerdo como no sabíamos bailar y sin embargo nuestros pies embrujados por la magia de las estrellas marcaban el ritmo, los pasos, los compases y tú y yo bailábamos sin saber que lo hacíamos , mirándonos a los ojos. Recuerdo perfectamente como olía a tierra mojada a lo lejos y me envolvía el olor de tu aftersafe. Recuerdo también que yo estaba nerviosa, poco más que tú, que habías cogido el traje de chaqué a tu padre, y yo llevaba un vestido que una amiga me dejó, y unos tacones que había cogido del armario de mi madre. Me acuerdo también que había luna llena o eso dijiste. Que el oscuro cielo de una noche de vera