Dime que sí

Ha soplado el aire fuerte, se me ha despeinado el pelo y la calma. Ha borrado el agua salada las marcas que abandonaste sobre mi piel. No han curado, sin embargo, mis heridas. Me ha besado una ola en los labios, y se ha puesto celoso el Sol. 
Vuelve a mi lado. Arrópame. Sopla fuerte mis miedos. Quemaremos camas. Arderá el cielo por la tarde. Y al caer la noche, Satán nos rendirá tributo. Arrodíllate ante mí y reza lo que sepas. Súbeme a ese altar y deja que el miedo corra y se escape. No lo necesitas. Sé valiente y bésame los daños. 
Dime si me quieres aún. Si aunque haya pasado el tiempo me miras y sientes en seco, como se detiene tu latir. Si cuando obvio el espacio que hay de más entre ambos dos, y te rozo la piel con la mia, sientes lo que yo.
Llama a mis ojeras por su nombre que es el tuyo. Y no muerdas mi labio inferior. 
La próxima vez no me contengo las ganas de que el amor nos haga. Y he llenado de recuerdos los lugares donde antes solo había polvo. He perdido en tus lunares, la cordura. He trazadoo en universos pararalelos mis deseos. Y he tintado de alegría las venas de mi cuello.
He cubierto mis costillas de kilos de más, mi pelo con pañuelos y las huellas dactilares de mis dedos, con guantes de seda para que echen menos de menos a tu piel. He protegido mis inviernos con madera ardiendo, con cartas que al quemarse devolvían el calor con las que un día fueron escritas. Y quiero imaginarme rodeada, ante esta gran hoguera, por tus brazos que me atrapan, que anidan tu vida y mi vida, en trencitas en mi pelo. 
He indultado flores, he frenado inviernos. He probado a qué sabes. Me he hecho adicta al tacto de tus dedos. 
Y yo, que te he tenido dormido sobre mi pecho, yo, que tenía miedo de moverme, de respirar fuerte, de despertarte con mis latidos, tengo ahora solo frío. Pero vuelve atrás sobre tus pasos. Recapacité yo sobre los míos. Mírame los labios. Deseáme con fuerza. Arráncame de cuajo los botones, desabrocha mis excusas, prueba ahora tú, desnudas mis sonrisas. Cuéntame secretos. Escribiré cuentos. Recorre las líneas de mis manos, llena mis surcos de ti. Da palmas cuando cante. Haz los coros si me quieres. Sonríeme si eres valiente. Te abrazaré si tienes miedo. Dame el amor que prometimos. Quiéreme como aquel viernes trece en el que engañabas a la vida con tus palabras sonajeras, aturdiendo a mis sentidos mientras me hacías cosquillas en el vientre. Bucearé en vasos de cristal profundos, en tus venas si te dejas. Cortaré cabezas a gigantes y no serás príncipe ni yo princesa. Pero nos querremos dados de la mano, sudando juntos, bailando separados. Marcaré con carmín los milímetros cuadrados de ti que me queden por versar. Barreré el carbón que quede de habernos prendido fuego cada vez que el Sol se esconda porque le de envidia mirarnos. Y en tus pupilas reflejes el cielo, y sobre tu piel retengas sus últimos rayos. Volaré alto, volarás conmigo si dices "sí". Te haré girar para aprenderme todos los ángulos de ti, las dimensiones de tu espalda, para tratar de averiguar dónde escondes lo que escondes.
Nítido es el sonido de nuestra canción en la radio. Vibra el suelo. Rodearé mi cuello con las cuerdas de tu guitarra y adornaré la muerte con mi cuerpo, tan solo una vez en sueños. Resucito siempre luego al despertar y con la boca seca, te echo de menos. 
Transparentes son las capas de mi piel y el agua que emana de ti. Las ganas de quererte. Los sueños que yo sueño cada noche al acostarme, con la cama vacía, con las arterias a medio llenar, con los cigarros casi acabados. 
Ínsipidas otras bocas, otros te quieros. 
Susúrrame que no tienes dudas. Dime que sí.

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