Papel de fumar

Tengo el rencor envuelto en papel de fumar, el dolor en un bote de formol y los arañazos en fotos de espaldas que no son la mía. Tengo tu olor empaquetado en una cajita donde también tengo guardada la foto de nuestro primer beso. Tengo los otoños que vivimos escondidos en lo más profundo de mi alma, y a ella están cosidos todos los besos que nos dimos, que me dan forma, que me convierten en el molde de ti que ya no tiene sentido, que ya no quieres encajar conmigo. Y duele, duele la aguja que viaja por mis venas, que me pincha sin sangrar. Y duele no tenerte aquí a mi lado, y este frío que pide a gritos la presencia de tu nombre junto al mío haciendo manitas, y el viento de un lugar lejano que jura haberte visto con otro cuerpo de mujer, que jura haber envuelto en caricias el pelo que tú ahora impregnas de tu olor. 
Y yo que siempre había jurado pertenecerte, estoy rota, estoy deshecha, estoy herida, y estoy dolida. Yo que me creí por un momento la promesa de tus labios, el pacto con los míos, yo que creí que la marea nunca baja, que las caricias que me dabas ibas a dármelas por siempre. Yo que confié a tu boca todos mis secretos y tú ponías en ellos tus labios y tu calor, sellando así las promesas. Yo soy la que pensé que de verdad sería eterno, y me entregué a ti, y eso cariño, eso fue mi error, porque te miro y duele lo que no tengo, porque la besas y me destroza, me quiebro contra el suelo, con los recuerdos que tengo en el pecho soldados. Porque me miras y no me besas al instante y me hago mil pedazos al oír tu voz tan lejos de mi nuca. Porque tus labios ya no soy los míos, y ya no rasgas mi piel por las noches hasta verme las intenciones, hasta descubrir el peligro de ellas, que son osadas, insultantes, que son ingenuas, cándidas, afables.. Y te preocupa cualquier indicio de sentimiento y es tarde, quizás para los dos, que lo pasas por alto. Y conjugas en mi boca tus deseos. Y bebo, bebo mucho para destruir, para obviar, para que no duelan con rabia las heridas. Pero sale a flote sin querer lo que trato de enterrar, y no puedo dejar de quererte ni odiándote.  Y me duele el orgullo que me azota, y me pesan los pies, y los minutos que no supe aprovechar. Y las palabras que no te dije, y cómo a veces me dejé manipular por las sombras de mí misma. Y te quiero a mi lado de nuevo, y eso duele más. Duele admitir que cacheo con mis dientes los recuerdos y los hago tiritar. Que mi mano se ha acostumbrado a la tuya y que tu sonrisa es el pan de cada día que no quiero dejar de alimentar, y retroalimentarme. Y que firmo donde sea la rendición de mi cuerpo ante el tuyo, de mi boca subyugada a tus mordiscos que erizan mi piel, que condenan a mi alma y multiplican el valor de mis pecados. Y canto para que bailes en mi memoria siempre de mi mano. Y fotografio cerrando los ojos fuerte, cada sitio ya vacío, para ver si así reemplazo la imagen de cada lugar que pisaste con tu gracia y donde me besabas sin miedo, donde se borran los problemas y desaparecen los prejuicios. Y mi pelo que no vive, que ya nadie toca. Y mis ojos de mirada loca, que contienen manantiales de cobardes que no te quisieron bien. Y en los bolsillos papeles viejos, deseos que retomo, como los peores vicios, como los mejores tiempos. Y recuerdo uno a uno en orden cronológico todos los besos que me diste, los que te di yo y los que nos dimos a medias. Y me acuerdo aún de tus manos que siempre se apresuran, que me tocan y me hacen tiritar, y las pestañas que ya no son tan largas como antes cuando te dormías sobre ellas y sobre mi pecho y yo cantaba canciones de amor rezando al Dios de la esperanza que nunca de mi lado te fueras, y como un genio en una lámpara no funciona eso, y yo no sé luchar cuando combato contra el tiempo, que ahora te tiene de su lado, que vive en contra mía, y me roba cada día los minutos de tu tiempo, y me quita la luz de los días, dejándome vacía, pero el vacío no es olvido, el vacío sólo deja hueco al eco, y mi eco te invoca. Y quiero pero no... Como el que dice que no duele pero sí, porque vivir así esto es algo tan subjetivo y real como el dolor.

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