Todo.

Me besas y bailo sobre la punta del alfiler

que cose despacito

tu alma a la mía,

Y cada puntada me hace daño, 

pero cariño, así es el amor.

 Riegas mis ganas de pecar con tu sonrisa cada día, bailas sobre la luna cuando no está llena, y siento en  mis pies la ingravidez. Me quitas los cigarros de la boca y en vez de humo, espiro vaho, porque mi aliento tiene el poder de convertir en lienzos todos los vidrios que te reflejen, y pinto en ellos con la yema de los dedos. Dejas las copas en la barra cuando en vez de beberlas a ellas, prefieres beberme a mí, y todavía hoy no entiendes por qué te quiero.  Te quiero, amor mío, porque me rozas y se me eriza la piel, porque se me queda tu olor soldada a ella, y así te llevo a todas partes. Porque no hay ninguna rosa que no se parezca a ti en sus espinas, y en su ingrato olor que trata de superarte, pero juro que no lo consigue. Y el Sol te tiene envidia, y no hay día que no se vaya humillado por un lado del horizonte de tu pecho, en el que me siento yo segura. Y me besas y el alfiler se convierte en vodka, en un tango imposible de bailar, en la más cruenta de las guerras, y sabes perfectamente lo acostumbrada que estoy a ganar. Apuesto al rojo, al as de corazones, y voy con todo. O doble, o nada. Y yo contigo lo quiero todo.  Y me tocas como si fuese una guitarra sin cuerdas que te tararea la canción de memoria. Y todo va a ir bien, porque de tanto tentar a la suerte, me ha cogido hasta cariño, y he aprendido a puentear coches, a dejar todos los vasos sin bolita y hacer trucos que te harán desaparecer, conmigo. Y quizás, si lo deseas, iremos a la playa, porque eres tú y nadie más. ¿Lo entiendes? No hay nadie más allá de las fronteras de la línea de tus manos, no conozco a nadie más, fuera de la comisura de tus labios que me invitan a quedarme, y yo acepto. Y en tus pies, está el camino que nos queda aún por recorrer, sin prisa, que no huimos.

"Un trago más, una calada, y un chute rápido. Un aquí te pillo y aquí te follo". Y ahora sí, lo tengo todo.